Ahora, neurólogos británicos publicaron detalles impactantes en la revista científica Brain, según los cuales el COVID-19 puede causar graves daños cerebrales, incluso en pacientes con síntomas leves o en aquellos que ya se han recuperado. A menudo, esas consecuencias se detectan demasiado tarde, e incluso pasan inadvertidas.
Ya hay diversos indicios de que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 no solo ataca masivamente los pulmones y las vías respiratorias, sino también otros órganos, y que puede afectar gravemente el corazón, el sistema nervioso, los riñones y la piel.
Los especialistas en Neurologìa del University College de Londres (UCL) diagnosticaron en 40 pacientes británicos de COVID-19 una encefalomielitis desmielinizante aguda (EAD). Esa enfermedad inflamatoria produce una destrucción degenerativa del sistema nervioso central que afecta las vainas de mielina de los nervios del cerebro y la médula espinal.
Diferentes efectos del coronavirus
De los pacientes examinados, 12 sufrían una inflamación del sistema nervioso central, 10 tenían una encefalopatía pasajera con delirio y psicosis, 8 sufrían de apoplejí a, y otros 8 de problemas en los nervios periféricos, la mayoría de ellos con un diagnóstico del síndrome de Guillain-Barré. Se trata de una reacción inmunológica que ataca los nervios y provoca parálisis, pudiendo ser mortal en el 5 por ciento de los casos. Una mujer de 59 años murió debido a las complicaciones.
“Nunca habíamos visto otro virus que ataque de esa manera el cerebro como lo hace el SARS-CoV-2”, dijo a DW el doctor Michael Zandi, director del estudio y asesor del Hospital del UCL. Sobre todo los graves daños cerebrales, incluso en pacientes con una sintomatología ligera, son algo inusual.
Daños que frecuentemente no se detectan
Los casos mencionados en la publicación confirman las sospechas de que el COVID-19 provoca problemas de salud a largo plazo en algunos pacientes.Numerosas personas continúan sufriendo, aún luego de recuperarse, de falta de aire y cansancio. Otros tienen falta de sensibilidad o adormecimiento de partes del cuerpo, debilidad y problemas de memoria.
“Desde el punto de vista biológico, la EAD también tiene ciertas similitudes con la esclerosis múltiple, pero el transcurso de esta es más grave y, por lo general, se manifiesta solo una vez. Algunos pacientes sufren, como consecuencia, de una discapacidad a largo plazo, mientras otros se recuperan sin problemas”, explica el científico.
El espectro completo de las enfermedades cerebrales provocadas por el SARS-CoV-2, así como sus consecuencias, todavía no ha sido descubierto en su totalidad, dice Zandi. Eso se debe a que muchos pacientes internados están demasiado enfermos como para que se los pueda examinar con escáners cerebrales y otros métodos.
“Queremos llamar la atención de los médicos de todo el mundo sobre las complicaciones del coronavirus”, subrayó Michael Zandi. Tanto los médicos como el personal de salud deben consultar de inmediato a un neurólogo en el caso de que un paciente presente síntomas que afectan su capacidad cognitiva, problemas de memoria, cansancio, adormecimiento de partes del cuerpo o debilidad, señala.
Casos que conmocionan
En la revista Brain también fueron publicadas historias personales impactantes, como la de una mujer de 47 años que, luego de una semana con tos y fiebre, de pronto sintió dolor de cabeza y un entumecimiento de la mano derecha. En el hospital entró en un estado de sopor y no reaccionaba a ningún estímulo. Fue necesario operarla de urgencia y se le abrió una parte del cráneo para aliviar la presión sobre su cerebro inflamado.
Otra mujer de 55 años, sin enfermedades psíquicas previas, comenzó a comportarse de modo extraño el día en que le dieron el alta médica del hospital. Se ponía y se quitaba su abrigo una y otra vez, y empezó a sufrir alucinaciones: veía monos y leones en su casa. Hubo que volver a ingresarla al hospital, donde se le prescribieron medicamentos para tratar la psicosis.
La gripe española también causó daños cerebrales
Los neurólogos británicos temen que, en algunos pacientes, el COVID-19 pueda dejar daños cerebrales sutiles que no sean detectados sino hasta años después. Consecuencias similares tuvo, según la investigación, la devastadora gripe española en 1918, en la cual se presume que un millón de personas sufrieron algún tipo de daño cerebral.
“Esperamos, por supuesto, que eso no suceda, pero cuando se trata de una pandemia que afecta a una parte tan grande de la población, tenemos que estar alerta”, concluye el doctor Michael Zandi, del Instituto de Neurologìa Queen Square, del UCL.